El Huemul mutante
Por Rodrigo de los Reyes Recabarren, Abogado
Hace algunos años regresaba de la Reserva Nacional de Cerro Castillo, y en cierta parte de dicha Reserva observé a un huemul que pastaba rápido y en una actitud furtiva. Me llamó la atención su actitud porque los huemules se caracterizan por tener un temperamento tranquilo. Me detuve para observarlo con atención.
Vi, y correspondía a la época, que sus astas estaban creciendo -tal vez tendrían unos 12 centímetros- pero lo que captó mi atención fue que eran tres astas. No dos ni cuatro sino tres. Su cara era especial.
Estaba manchada y cubierta de cicatrices. Lo fotografié en una ráfaga pues un camión grande y cargado con trozos de leña al hacer sonar su bocina lo asustó y demostró ser un huemul arisco que echó a correr para perderse por el monte.
Revelé las fotografías y al mostrarlas a otro fotógrafo lo bautizamos como “Mutante” A veces hacía referencia a ese extraño ejemplar por lo novedosos de sus tres astas. Sin duda que era un huemul distinto.
Pasaron dos años y volví a encontrarlo muy cerca del lugar donde lo avisté por primera vez. Pastaba rápido y nervioso y sus astas habían crecido, con evidente alteraciones. Lo miré de lejos y note que seguía tan nervioso como la primera vez. Al parecer habita un lugar donde no es frecuente ver huemules y es muy probable que haya sido objeto de ataques de jaurías de perros. Uno de sus ojos tiene algún problema y es un ejemplar extremadamente desconfiado.
Me sorprendió volver a encontrarlo y que se haya dejado fotografiar. La nieve estaba muy alta como para haberlo seguido y saber más de sus hábitos y del territorio que habita. Tal vez solo migre y busque la oferta alimenticia que hay en esta época del año.
Sabemos muy poco de los huemules, sus hábitos, el territorio, y las poblaciones que existen. Es urgente realizar un censo para saber el número de ejemplares que tenemos y en donde se encuentran.
Vi, y correspondía a la época, que sus astas estaban creciendo -tal vez tendrían unos 12 centímetros- pero lo que captó mi atención fue que eran tres astas. No dos ni cuatro sino tres. Su cara era especial.
Estaba manchada y cubierta de cicatrices. Lo fotografié en una ráfaga pues un camión grande y cargado con trozos de leña al hacer sonar su bocina lo asustó y demostró ser un huemul arisco que echó a correr para perderse por el monte.
Revelé las fotografías y al mostrarlas a otro fotógrafo lo bautizamos como “Mutante” A veces hacía referencia a ese extraño ejemplar por lo novedosos de sus tres astas. Sin duda que era un huemul distinto.
Pasaron dos años y volví a encontrarlo muy cerca del lugar donde lo avisté por primera vez. Pastaba rápido y nervioso y sus astas habían crecido, con evidente alteraciones. Lo miré de lejos y note que seguía tan nervioso como la primera vez. Al parecer habita un lugar donde no es frecuente ver huemules y es muy probable que haya sido objeto de ataques de jaurías de perros. Uno de sus ojos tiene algún problema y es un ejemplar extremadamente desconfiado.
Me sorprendió volver a encontrarlo y que se haya dejado fotografiar. La nieve estaba muy alta como para haberlo seguido y saber más de sus hábitos y del territorio que habita. Tal vez solo migre y busque la oferta alimenticia que hay en esta época del año.
Sabemos muy poco de los huemules, sus hábitos, el territorio, y las poblaciones que existen. Es urgente realizar un censo para saber el número de ejemplares que tenemos y en donde se encuentran.
Comentarios
Publicar un comentario