Cuestionan actuar de la PDI contra poblador, por resguardar piezas bajo protección oficial
Como “un peligro para los avances en materia de protección del patrimonio cultural material” calificaron varias organizaciones la detención y persecución penal del integrante de una familia pionera de Aysén, acusado de infringir la legislación vigente al poseer “elementos de interés arqueológico y paleontológico como puntas de lanza, ostras fosilizadas, boleadoras, entre otras” y “detectar diversas pieles de animales protegidos como gato montés, zorro culpeo, puma y pudú”, según fuera informado a la prensa.
Fue el miércoles pasado que se produjo la incautación, siendo esta difundida por los medios durante la semana. La inquietud generada entre la comunidad llevó a que la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén (Sohigeo) y la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (Codesa) se refirieran a la materia.
Señalaron dichas entidades que el riesgo se produce “por una actuación que pareciera muy apegada a la ley vigente en materia de protección del patrimonio cultural, pero que no respeta al poblador y su esfuerzo por proteger estos bienes comunes. No respeta y pretende imputar además una acción dolosa al rescate y resguardo de piezas arqueológicas y paleontológicas realizados por una familia aisenina hace muchos años, cuando el Estado ni siquiera pretendía involucrarse en la protección del patrimonio de Aysén”.
Aclararon que “la Ley de Monumentos Nacionales sanciona acciones de saqueo y robo de patrimonio cultural con flagrante o potencial objetivo comercial. Su aplicación en regiones donde el Estado ha demorado su accionar, debe considerar el contexto, la historia del resguardo patrimonial, para tomar decisiones correctas que contribuyan a fortalecer la confianza entre los ciudadanos y las entidades mandatadas por Ley a resguardar el patrimonio”.
En este sentido recordaron que esta legislación ha tenido cambios para endurecer las penas al tráfico, algo muy distinto a lo que acá ocurre considerando que incluso estas colecciones ya han sido clasificadas y descritas por Luis Bate en 1971 y Kemel Sade en 2009.
El cuidado familiar del patrimonio cultural
Fue en 1963 que un grupo de pobladores del sector del río Ibáñez informó a la intendencia de la antigua provincia de Aysén haber hallado extrañas pinturas en algunas “casas de piedra” existentes en el sector. Desde entonces, la relación virtuosa entre lo que los pobladores de Aysén conocen de su territorio y la labor de científicos y estudiosos del patrimonio cultural y natural de este territorio se ha ido consolidando, fortaleciendo las confianzas mutuas y promoviendo cada vez más la protección del patrimonio regional.
No ha sido fácil. Muchos pobladores recogieron objetos que les parecieron curiosos o bonitos, y armaron sus propias colecciones, lo que se exacerbó además al ver que los afuerinos daban especial valor a estos restos arqueológicos y paleontológicos, que quizás hasta se podían comerciar. Otros comenzaron a resguardar en sus propias viviendas, a la espera que una institucionalidad patrimonial pudiese hacerse cargo de sus pequeñas colecciones.
Es en este contexto que las organizaciones señalan que ”hoy, ad portas que esa institucionalidad comience por fin a cumplir esta anhelada tarea, representada por nuestro Museo Regional de Aysén y con apoyo de instituciones de formación e investigación como universidades y el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (Ciep), lo avanzado peligra”. Además de “desconocer la acción cultural que muchos aiseninos y aiseninas han hecho para resguardar el patrimonio, la detención y persecución penal de un poblador inhibirá a quienes poseen este tipo de piezas a entregarlos para su mejor resguardo. Hay que tener claro que el avance del conocimiento en la arqueología de Aysén se debe, también, a la colaboración de estas personas”.
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