Los jóvenes empoderados por desarrollo de los campos de Aysén




Actualmente son cuatro las agrupaciones gremiales de jóvenes campesinos que se encuentran activas en la región (La Junta, Coyhaique, Cochrane y Tortel). Se trata de un grupo lleno de energía e ideas que viene trabajando de manera conjunta con el Programa de Fortalecimiento Gremial encabezado por el Ministerio de Agricultura, y cuya ejecución está a cargo de la Universidad Austral de Chile.
Esta iniciativa, junto con preparar líderes, hace una invitación permanente a reencantarse con el campo. Un desafío importante que se sustenta en gran medida mejorando las confianzas. Al respecto, la octava Encuesta Nacional de la Juventud arrojó como resultado que solo el 13% de los jóvenes tiene confianza con la gente en general, muy lejos del 77% de confianza que tienen con sus familiares.
Un cambio de actitud
La decisión de dedicarse al campo es parte de los cuestionamientos que ronda en la cabeza de muchos jóvenes en nuestra región, una alternativa que más allá de las dificultades propias de este desafío, trae consigo un abanico de posibilidades que poco a poco ha comenzado a tomar forma de la mano de los propios jóvenes campesinos y el apoyo de los servicios del agro.   
Francisco Soto, Presidente de la Agrupación de Jóvenes Campesinos de Cochrane, sostuvo “yo creo que lo primero es hacer un plan de trabajo donde cada uno plasme lo que quiere realizar, y más tarde en conjunto ver cuáles son las actividades que nos vinculan a cada uno. A través de esto me parece que es posible elaborar proyectos que permitan desarrollar de manera favorable los rubros que nos interesan, haciendo el campo más atractivo”.
Esa misma energía queda de manifiesto en palabras de Víctor Gutiérrez, socio de la Organización de Jóvenes Campesinos, Kawelltun de La Junta, quién indicó que “es importante que la gente más antigua les dé la oportunidad a los jóvenes, porque si les dan la posibilidad de poder explayarse -que es lo que hace falta- van a darse cuenta de que nosotros tenemos buenas ideas. Es posible que muchas veces no seamos muy valorados por nuestra juventud, pero algunos tenemos las capacidades, podemos desenvolvernos bien y trabajar mejor”.  
El Gobierno como aliado
Numerosos son los instrumentos que el gobierno ha puesto a disposición de los campesinos, y en especial de los más jóvenes, para hacer del campo un recurso productivo y sustentable. Destacan líneas enfocadas en el aumento de praderas, ganado, caminos intraprediales, la incorporación de frutales menores, turismo, capacitaciones y asesoría permanente, entre otras.   
En este sentido, Horacio Velásquez, Seremi de Agricultura, manifestó que “para el Gobierno de Michelle Bachelet los jóvenes son el eje en el cual tenemos que trabajar y enfocar nuestras políticas públicas, y así dar las facilidades en relación a acceder a los distintos instrumentos, capacitarlos, transferir los conocimientos que existen en el agro y poder ir entregándoles herramientas legales que les permitan a ellos -con todos esos insumos- ir innovando en la agricultura, algo que el Plan de Desarrollo de Zonas Extremas tiene como foco de trabajo”.  
“El programa PEDZE ha permitido un desarrollo que se ha evidenciado en la zona, se ha notado la inversión realizada principalmente en praderas, forraje y en el desarrollo de masa ganadera”, sentenció Francisco Soto.  
La unión hace la fuerza
La asociatividad actualmente ocupa un lugar importante en las organizaciones y/o sus miembros, quienes por propia voluntad y manteniendo su autonomía, participan de un esfuerzo en común con objetivos claros y bien definidos, apelando a la complementariedad de sus socios. Se trata de una acción basada principalmente en la confianza y la comunicación, la que muchas veces resulta ser la clave del éxito.    
“Como organización podemos tener un mejor acceso a los servicios públicos, lograr acceder a más capacitaciones y proyectos para ayudar a nuestros socios. Hay muchos que trabajan en el campo, y es importante que se conviertan en usuarios de Indap o SAG”, sostuvo José Venteo, Presidente de la Organización de Jóvenes Campesinos, Kawelltun de La Junta. 
Sin ir más lejos, y apelando a la importancia del vínculo y la coordinación, el Ministerio de Agricultura junto con la Municipalidad de Caleta Tortel, ha comenzado a preparar un Encuentro Nacional de Jóvenes Campesinos para fines del mes de julio, instancia de trabajo donde se espera abordar temas tan trascendentales como el acceso y tenencia de la tierra, derechos y uso del agua, programas diferenciados para jóvenes campesinos, desafíos, perspectivas y otros. 
En este contexto, es importante destacar que al menos un 50% de los jóvenes participa de una organización, indicador arrojado por la octava Encuesta Nacional de la Juventud, y que valida el interés de los jóvenes por organizarse y actuar de forma articulada.      
Diversificación productiva y educación
La forma de ver y comprender el campo ha ido cambiando en su concepción tradicional. A la crianza de animales o hectáreas para el cultivo, se han venido sumando numerosas posibilidades de desarrollo productivo e insipientes mercados. Una de ellas -quizá la más importante- es la adopción del turismo, un sector donde predomina el rescate cultural y de intereses especiales, apelando principalmente al traspaso de experiencias que están contenidas en lo más profundo de los campos de Aysén.          
Para Miguel Hernández, miembro del Comité Productivo de Jóvenes Campesinos de Caleta Tortel, “el joven campesino anhela vincular su trabajo con las incorporación de nuevas tecnologías, trabajar en nuevos mercados, busca otras comodidades, dar valor agregado al trabajo con la tierra teniendo menos espacio o territorio. El escenario es bien distinto al de antes, y por lo mismo, poco comprendido”.   
Las palabras de Miguel cobran mucho sentido, y dan cuenta de un trabajo que poco a poco se ha comenzado a plasmar en el territorio. Un ejemplo de ello es la labor llevada a cabo por el Ministerio de Agricultura, que ha implementado huertos de frutales menores y potenciado el rubro hortícola como alternativas de desarrollo. Ahora, indudablemente quedan tareas pendientes, desafíos que los propios jóvenes campesinos están llamados a afrontar.
Finalmente, son destacables las nuevas opciones regionales en el ámbito de la educación -tanto técnico como profesional- pudiendo contar hoy día con la Universidad de Aysén, casa de estudios superiores estatal recién inaugurada que selló un compromiso de Gobierno. Se trata de una apuesta llena de externalidades positivas que más temprano que tarde vendrá a cambiar de manera permanente la fisonomía de los campos de Aysén.

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