En Aysén los modelos de desarrollo: MENOS ES MÁS
Por Andrés Gillmore
A pesar que en Aysén muchos podemos estar divididos por diferentes maneras de ver la forma en que debe hacerse desarrollo y si queremos o no represas, mineras y salmoneras y cómo debe protegerse la región. Por lo que veo todos tenemos un denominador en común, amamos la región por sobre todas las cosas y queremos que se desarrolle sustentablemente y que ese desarrollo mejore las condiciones de vida de las comunidades, proteja la calidad ambiental y escénica, que es un patrimonio que nos pertenece a todos por igual. El territorio aysenino debe permitir la diversidad productiva sin coartar ninguna actividad, pero las actividades deben desarrollarse con condicionantes que respeten los valores que sustentan su proyección y deben estar de acuerdo con sus ventajas comparativas y su denominación de origen.
Teniendo esto en consideración como base de proyección, es indudable que Aysén debe tener como premisa básica y transversal a toda ideología política, hacer que los organismos competentes sean acuciosos en el respeto de los protocolos y que las fiscalizaciones sean certeras y profesionales, para que la región tenga la capacidad de proyectar estratégicamente sus objetivos con formatos sustentables, tomando en cuenta su diversidad y sin afectar su calidad ambiental, escénica y cultural de su forma de hacer. Si defendemos esos parámetros regionales, el territorio tendrá su futuro asegurado. Si contrariamente, no tomamos en cuenta los parámetros descritos y las decisiones son tomadas bajo otros intereses que no son los propios, estaremos destinados al fracaso y seremos simplemente lo que no pudimos ser y no lo que deberíamos ser.
En Aysén las actividades salmoneras, mineras y turísticas han tenido un auge como nunca antes lo imaginamos, estimulando para que el desarrollo minero se haya transformado en una verdadera fiebre del oro, con más de 700 mil hectáreas concesionadas bajo la ley minera, en una superficie que es el equivalente a cien veces lo pretendio HidroAysén en la Cuenca del Baker y ocho veces más grande que todo el territorio ocupado por la región metropolitana. Según las estadísticas de Sernageomin, el 6 % de la superficie territorial de Aysén, que son alrededor de 10.8 millones de hectáreas, están en la actualidad en poder de concesiones mineras y se supone que las intenciones van en aumento lo que no deja de ser preocupante, si consideramos que el 50 % de la región son Parques Nacionales, Áreas Silvestres protegidas y el 20 % del total de las hectáreas disponibles esta en manos de Instituciones Estatales de preservación territorial. La Salmonicultura, tiene números parecidos en los fiordos y por lo que se ve también es una actividad que aunque sufre muchos problemas ambientales sigue de viento en popa, muy a pesar de las terribles repercusiones ambientales para la región.
El desarrollo del turismo de intereses especiales, ha tenido un aumento considerable en la oferta de todo tipo de servicios en los últimos años. No hay municipio que no este involucrado en esta actividad y se sienta orgulloso de ello. El gobierno regional después de años de no hacerse partícipe del desarrollo turístico desde la década de los 90 del siglo pasado, en los últimos años ha estado realizando importantes inversiones nacionales y internacionales en promoción de la actividad y la inversión ha dado sus frutos y la región no se pierde ninguna feria internacional de promoción turística. El año pasado Aysén fue considerado como un destino de excepción a nivel mundial por la renombrada agencia de turismo Lonely Planet en lo que a actividades al aire libre se refiere, aumentando considerablemente la demanda por visitar el territorio. Lo que en si mismo es una gran noticia para todos los ayseninos y nadie tiene duda que la actividad turística es el presente-futuro, que le permitirá a la población mejorar su calidad de vida y proyectarse con sustentabilidad social.
Aysén no puede ni debe cerrarse a ninguna actividad sea esta cual sea, lo que debe hacer es exigir una buena relación de las actividades con el medio ambiente y con la variable social de las comunidades. Con todo el auge y el reconocimiento que ha estado teniendo la región en el último tiempo, es indudable que esta faltando una planificación más seria y profesional que proyecte las actividades productivas con sustentabilidad de futuro y que se transformen en el motor del desarrollo regional y resulta que todas estas actividades están faltas de un estudio serio y profesional de sus verdaderas capacidades de carga. Actividades que con el decorrer de los años están empezando a desarrollar impactos sociales y ambientales que deben estudiarse y reconocerse.
Estamos en un punto de inflexión a nivel regional en lo que a proyección de desarrollo se refiere, donde es muy necesario analizar el futuro en forma responsable y sin el inmediatismo actual con que se están implementando muchas de las estrategias de ese supuesto “desarrollo”. Si la región tuviese estudios de carga de sus actividades productivas y de servicios, no hubiera sucedido el trágico accidente en la Mina Celia 2 y no se hubiera permitido la trágica intervención de la Laguna Verde en Fachinal y que en la actualidad este en vías de extinción; o la intervención de la reserva Nacional de Las Guaitecas por la salmonicultura, que intervino ilegalmente esa área protegida y la contamino. Las inversiones en lo referente al manejo de aguas servidas en las localidades no estarían zozobrando continuamente como ha estado ocurriendo con los proyectos recientemente implementados, si se hubieran hecho las obras con estudios serios y profesionales de carga.
La región debe tener la capacidad de proyectar su desarrollo sustentablemente, sin cometer los errores de otras regiones, que pensaron que el tema era estimular proyectos extractivistas y que el turismo salvaje se desarrollara sin reglas y sacar cuantiosos beneficios monetarios, olvidando lo más importante, estudiar las capacidades de carga para que las actividades perduren en el tiempo y se salvaguarden las ventajas comparativas y las denominaciones de orígen que los diferenciaban y mantener la esencia de lo que son.
Lo que se esta haciendo en la actualidad en la región no es desarrollo, es simplemente crecimiento. Eso significa que a muchos emprendedores y grandes empresas están sacando buenos y jugosos dividendos económicos; pero no significa bajo ninguna perspectiva de análisis, que la región este desarrollandose y mejorando su proyección de futuro. Para que Aysén se desarrolle sustentablemente y tenga proyección de futuro, debe existir balance entre las diferentes actividades y sus capacidades de carga con el mundo social y ambiental y eso no esta ocurriendo.
Es vital en materias de desarrollo regional esencialmente rurales como Aysén, entender los límites que deben respetarse, tomando en cuenta la relación de las actividades con las comunidades y el medioambiente. Este tema debe transformarse en la esencia de la estrategia y de la sobrevivencia social y ambiental de la región y como tal, debe estar integrado en el ADN regional, respetando la territorialidad de los ecosistemas sin sobrepasar las capacidades de carga.
El concepto de capacidad de carga esta relacionado directamente con el medio ambiental, social y cultural, aplicable en todo tipo de emprendimientos y servicios que se desarrollen en Aysén, para proyectar armonía y balance con sentido común. El estudio de las capacidades de carga es una herramienta de gran utilidad para el manejo territorial, permite evaluar de forma realista y no utópica los impactos de las actividades productivas; entendiendo que muchas veces para la sustentabilidad de una región como Aysén: MENOS ES MÁS y permite entender en propiedad hasta dónde se puede llegar con las intervenciones y cuidar los formatos productivos, bajo parámetros funcionales realistas, conjugando costos, comercialización, lucro, porcentajes, protección ambiental, social, cultural e históricos, con metodologías flexibles y armónicamente bien definidas, que permitan la integridad del modelo bajo parámetros sustentables.
La evaluación certera y responsable de las capacidades de carga, permite comprender los valores que deben definirse como prioritarios, tomando en cuenta los posibles conflictos, problemas y riesgos antes que estos se desencadenen, mejorando los estándares y creando condiciones que permitan la creación de estrategias que aseguren la conservación ante los cambiantes escenarios políticos, sociales y productivos, tan naturales de la sociedad actual, definiendo objetivamente la sustentabilidad de los recursos naturales y su relación sustentable con el mundo social de los servicios.
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