¿Un gaseoducto o el clásico cilindro de Gas Licuado?



Por Ximena Órdenes Neira Vía El Divisadero
No es fácil enfrentar un problema como la contaminación ambiental, menos aún cuando la mayor fuente de contaminación es la calefacción domiciliaria a base de leña tan arraigada en la Región de Aysén.
Si bien, se han tomado medidas como el aumento de subsidios para la aislación térmica de las viviendas, recambio de calefactores y otras consideradas en el Plan de Descontaminación Ambiental de Coyhaique PDA (vigente desde el año pasado), durante la semana pasada se decretaron cuatros días de Emergencia Ambiental en Coyhaique.
Durante esta semana he estado conversando con distintas personas y urge una medida a corto plazo. Diversificar la matriz de calefacción es una alternativa y no es casual que el gas se haya instalado como el centro de la conversación pública, en tanto se suma a las medidas vigentes y se espera ayude a la disminución significativa en los índices de contaminación.
Por eso he querido compartirles algunas ideas y antecedentes que permitan facilitar el proceso de generación de opinión pública y de construir un nuevo diseño respecto de este combustible, que permita su mayor uso y acceso a precio justo.
Una primera pregunta que es necesario hacerse y resolver es, ¿Qué tipo de gas (gas natural o gas licuado) resulta más pertinente para abordar la problemática en el corto plazo?
El gas natural llega a los hogares mediante red de distribución (algo parecido a la red de agua potable) y que generalmente se traslada desde un gran centro abastecedor mediante los famosos gaseoductos. Se desarrolla  favorablemente  en  grandes ciudades, de alto consumo que “justifican” los enormes costos  y amortización de sus inversiones. Por ello, las obras desarrolladas en este sentido, las ha hecho el Estado principalmente. Por lo tanto, esa primera alternativa requiere primero contar con una red de distribución y algunas instalaciones especiales para conectarlo al gaseoducto, situación que tomará mucho más tiempo que el que demanda la ciudadanía hoy frente al problema.
Por otro lado, en general, comunidades pequeñas se abastecen de gas licuado, como su  nombre lo indica,  es un gas  que por tratamientos de conversión (se comprime y se lleva a un estado líquido), en esta situación es posible trasladarlo mediante camiones que debidamente adaptados, dan seguridad y confianza para movilizarlos, como se hace actualmente en la Región con el Gas licuado que se trae de Argentina y mediante ciertas instalaciones se envasa en botellas de diversas capacidades para su comercialización.
Por otro lado, el gas licuado tiene la característica que tiene un mayor poder calorífico, de allí, que si usted calienta un litro de agua, por ejemplo, con gas natural se va a demorar más que si lo calentara con gas licuado.
La pregunta que sigue es ¿por qué no se ha masificado su uso en Aysén?, supongo que las variables son muchas, desde nuestro arraigo cultural con la leña como principal fuente de calefacción así como la disponibilidad del combustible y su precio, hoy el costo del transporte de gas es una variable importante e incidente en su precio, por lo mismo debemos ver alternativas que permitan bajar ese costo, así como una subvención a este tipo de combustible de tal forma que sea viable reemplazar la leña por un combustible como el Gas. Estos factores son posibles de abordar en el corto plazo. Por lo mismo, debemos avanzar en formas que permitan rebajar el costo del gas licuado y garantizar su stock. Imaginemos un 25% menos del costo actual ¿Ayudaría? Debemos abrir conversaciones en este tema, en tanto descontaminar es una tarea que depende de todos los que vivimos en Aysén y sabemos que la solución requiere más de una medida donde la idea de subsidiar o evaluar mecanismos que permitan rebajar el costo del gas licuado es una más, empecemos ya, vamos que se puede¡¡¡ (continuará).

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