Guitarras enlutadas




Por Rodrigo de los Reyes Recabarren, Abogado 
“Cuando yo me muera/ no quiero que nadie esté triste/Todo lo que quiero que hagas/ es llevar mi cuerpo a casa…”  a Chris Cornell In Memoriam
 Las guitarras del grunge suenan fuertes, rasgadas por el viento que les saca notas interminables, reventando las estrellas enlutadas que lloran para recibir a Chris Cornell, cantando “Slaves and bulldozer”                                  
¿Para quién escribir? Si tú no leerás estas líneas. Si los jóvenes se quitan la vida y mueren como mueren los pájaros bajo la lluvia de fines de otoño. Mueren como muere la blanca flor de los manzanos en días de sol y viento. Agoniza el otoño y con ella tanto pájaro muerto, tanta flor deshojada, tanta semilla perdida, tanta canción huérfana.
Vladimir Maiakovski, el poeta de Octubre, escribió “Lo difícil no es morir, sino seguir viviendo” Dos días después, el 14 de Abril de 1930, Maiakovski se disparó un balazo en el corazón.
Hasta el día de hoy no se sabe con exactitud que secretos y misteriosos pensamientos se activan en aquellas personas, que por mano propia, deciden poner fin a sus vidas. Los suicidas, notables y anónimos, recorren toda edad, sexo y condición social. No hay fronteras y discriminaciones de nacionalidad e ideología, y menos de creencias religiosas.
La historia, y especialmente la historia de las artes, registran muchos casos de suicidas. El pintor Vincent Van Gohg, que en toda su vida de artista, de novecientos cuadros, registrados, que pintó sólo pudo vender uno, cambió su paleta de luminosos colores por una muerte opaca. El escritor japonés Yukio Mishima impactó a sus compatriotas al quitarse la vida en un acto público. Algunos años más tarde lo imitaría Yasunari Kawabata, Premio Nobel de Literatura en 1968. Un año antes, en Febrero de 1967, lo hace la inolvidable Violeta Parra, después de escribir la inmortal “Gracias a la Vida”  La sigue un año después el caudaloso y volcánico Pablo de Rokha, en Septiembre de 1968. La poetisa argentina Alfonsina Storni, cansada de secretos pesares se adentró en la playa de La Perla, en el Mar del Plata, donde hoy, como dice uno de sus poemas, le llevan “un rojo ramo de coral”.
A esta lista de suicidas se suma el músico Kurt Cobain, un maestro y fundador del grunge, muerto por un tiro de escopeta el 5 de Abril de 1994. Cobain, líder de Nirvana, la banda “grunge” que redefinió el sonido de los años ’90. No hay certezas científicas sobre las exactas razones por las cuales alguien se autoelimina; salvo aquellos factores de riesgo obvios.
Pero existe cierta unanimidad en la comunidad científica para afirmar que, cuando una persona está a punto de bajar el interruptor de su vida, busca desesperadamente llamar la atención o comunicarse con alguien. Así lo dice Ernesto Cardenal en su “Oración por Marilyn Monroe”. Debemos, entonces, tener las líneas abiertas para recibir esos secretos y casi indescifrables llamados. Los mismos que hizo Marilyn sin que nadie le contestara el teléfono.
El formidable Chris Cornell se despidió con un verso: “cada palabra que he dicho es lo que quiero decir/ todo lo que he dado es lo que necesito”.

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